Si tan solo mi familia fuera mejor…

Si tan solo mi marido dejara de salir los fines de semana…

Si tan solo mis hijos ayudaran más en la casa…

Y si tan solo mis padres me dejaran de molestar a cada rato…

¿Te suena familiar alguna de estas frases? Porque la mayoría de personas ha pensado en al menos una versión de alguna de estas tres pequeñas quejas que tenemos constantemente acerca de las personas más cercanas a nosotros.

Se acerca navidad, y aunque se supone que este es un tiempo para pasar en familia, demasiado a menudo se vuelve una rutina cansona de aguantarse a familiares molestos, en vez de disfrutar su compañía.

Pero puede que tu seas la causa de este malestar. Y aunque ser la causa de algo malo puede sentarte mal al comienzo, trae una ventaja: Si eres la causa de algo, puedes cambiarlo.

¡Mi familia me irrita a más no poder!

Las personas más cercanas a ti siempre tienen algún defecto que es lo único que, si pudieran reparar, sería maravilloso… Aunque bueno, también podrían ser más amables con nosotros. Y aún mejor si dejaran de dejar la loza sucia en el lavaplatos. Y si dejaran de vestirse tan mal en la casa, y dejaran de vestirse tan revelador cuando salen…

Si haces este proceso mental en tu cabeza, verás que funciona de manera similar. No hay límite a los defectos que puedes encontrarle a alguien. Las personas somos por definición imperfectas. Y aunque puede que ahora pienses que realmente solo tienen una cosa concreta que te tiene arrancándote el pelo, la verdad es que, aunque arreglaran esa cosa, aparecería algún otro defecto que tomaría su lugar muy rápido… A menos que hagas un cambio en ti mismo.

Verás, las personas no son máquinas. Sus funciones no son limitadas, como una máquina... pero tampoco se pueden perfeccionar. Nuestra complejidad es tan infinita, y nuestras demandas tan irracionales que literalmente no hay persona capaz de cumplir lo que buscamos. No existe un hijo, un padre o una pareja perfecta. Sencillamente no la hay. Y no hay nada que puedas hacer al respecto.

Pero no existe una manera de mejorarlos

La verdad es que la gente cambia. Esto es innegable, y lo has visto muchas veces en tu propia vida. A veces cambia para bien, a veces para mal. Pero definitivamente, la gente cambia.

El tema es que nunca cambia porque otra persona lo hizo cambiar. Por más que puedas pensar, o ver ejemplos de personas que digan "me cambió tal persona", la verdad es que se cambiaron ellos mismos. Las personas alrededor de ti te puede inspirar a cambiar, por supuesto. Pero nunca pueden cambiarte como ellas quieran. Y de la misma manera, tú no puedes cambiar a la gente a tu alrededor como quieras tampoco.

Lo único que puedes hacer es decidir comenzar a querer a tus seres queridos por lo que son: Constantes obras en progreso, humanos que por momentos serán irritantes, malagradecidos, demasiado callados, demasiado desjuiciados, y demás. Y a fin de cuentas recuerda: Tu seguramente tengas tantos defectos como ellos.

Ahora, ciertamente hay un espacio para hablar de las malas decisiones al escoger pareja, o tus errores en la educación de tus hijos… Y estos son problemas que abordamos en otros artículos, en nuestros seminarios, y acerca de los cuales puedes encontrar mucha información en internet, y muy buenos libros también. Pero incluso esto tiene sus límites. Y a final de cuentas, en cualquier momento puedes hacer la vida más placentera y armónica para ti y para tu familia si solo comienzas a dejar ir todas tus pequeñas irritaciones con respecto a sus detalles desagradables.

Piensa en cómo eres con tus mejores amigos. Probablemente la pases muy bien con ellos, y probablemente no tengas muchos conflictos con ellos. Probablemente no creas que son perfectos. Probablemente conozcas bien sus defectos, y puede que inculso te afecten de vez en cuando. Pero probablemente estás dispuesto a ignorar estos defectos y querer a tus amigos como son, sin restregarles sus defectos en sus caras.

Ahora claro, con tu familia pasas muchísimo más tiempo. Tiempo que hará que cada pequeño problemita se acumule, y te comience a irritar más y más. Ignorar los defectos se vuelve bien difícil una vez vives en la misma casa con alguien... ¿Pero y si hicieras el esfuerzo, y trataras a tu familia como tratas a tus amigos: Sin juzgarlos tanto?

Pues si logras hacer eso, sucederá algo casi mágico.

Verás, para arreglar una máquina, debes buscar la pieza que no funciona y arreglarla, limpiarla o reemplazarla.

Pero no puedes arreglar una persona así… De hecho, la única manera de “arreglar” a alguien es que ellos mismos se arreglen. Todos tus esfuerzos por señalarles sus errores y “educarlos” no harán mucho más que convencerlos de que eres una persona malhumorada y de que los odias… Y nadie quiere hacerle caso a alguien que lo odia... ¡Mucho menos volverse mejor persona para satisfacer a alguien que lo odia!

Si comienzas realmente a fijarte en sus aspectos positivos, si intentas dejar de lado las críticas y los reproches al máximo que puedas, ellos lo notarán, aunque tarde un rato… Y si sienten tu esfuerzo y tu apreciación real, sentirán una libertad de ser como son. Sentirán que realmente los aprecias, y comenzarán a apreciarte también. Y les comenzarán a dar ganas de ser mejores por ti.

Y podrán pasar todos juntos una navidad mucho, mucho más agradable.