Un hombre o una mujer... ¿A quién contratar?
En tiempos de antaño la manera de entender las diferencias entre sexos en materia laboral era bastante rudiementaria. Si se necesitaba un celador evidentemente se contrataba un hombre, y si se necesitaba algún cargo de administración, recepción, etc., usualmente la persona elegida era mujer.
Pero con el pasar de los años esto ha cambiado. La inclusión de mujeres en cargos que eran para hombres y de hombres en cargos que eran exclusivos para mujeres ha brindado un panorama totalmente distinto al mundo laboral, y un movimiento social y cultural gigantesco de igualdad ha sacudido la conciencia colectiva. Y esto nos hace plantearnos la pregunta: ¿Hay verdaderamente alguna diferencia entre hombres y mujeres a la hora de desarrollar un trabajo? ¿O es todo esto causado exclusivamente por nuestra cultura y sus pormenores?
Bueno, hay diferencias.
Por supuesto, por un lado están las diferencias evidentes: las físicas. Los hombres son físicamente más fuertes, y en promedio más altos y pesados que las mujeres. Los trabajos físicos pesados como la albañilería, y los antes mencionados guardias de seguridad son usualmente desarrollados por hombres, ya que una mujer sería mucho menos eficiente a la hora de hacer una tarea como cargar cemento, y le sería, en promedio, mucho más complicado detener a un hombre agresivo en un altercado físico.
Pero hay más diferencias que solo las físicas. De manera que aquí vamos a explorar algunas de las diferencias que no son tan evidentes, pero que, en la mayoría de los trabajos, son mucho más importantes.
Atributos diferenciadores
Antes que nada, cabe aclarar que ninguno de estos aspectos es absoluto, ni aplica para todos. Las variaciones pueden ser gigantes. Sin embargo, hay tendencias y promedios, y eso es lo que señalaremos aquí.
Las mujeres suelen ser más detallistas y cuidadosas, sin importar la tarea. Suelen ser mucho más empáticas, y tener una tendencia a cuidar más a la gente, lo cual explica porqué las enfermeras suelen ser mujeres. También suelen tener una mayor afinidad por los niños: la razón por la que los jardines infantiles y las escuelas primarias están llenas de profesoras, no profesores.
Los hombres, en cambio, suelen ser más duros y firmes, y menos empáticos. Un hombre usualmente tendrá una mayor tendencia a aventurarse y tomar riesgos grandes, y por lo tanto, obtener recompensas grandes (o castigos grandes). Esta es la razón por la que los multimillonarios y grandes empresarios del mundo, igual que los indigentes y criminales encarcelados son casi todos hombres. Los hombres también tienden a estar atraídos por los trabajos técnicos y especializados mucho más que las mujeres, por lo que en cargos de servicio técnico rara vez encontrará mujeres, y los cirujanos y pilotos tienden a ser en su mayoría hombres también.
“Los hombres suelen tener una gran habilidad para enfocarse en una sola cosa, y perseguirla sin descanso. Son ellos los que más a menudo se meten en emprendimientos complejos y perseveran a través de dificultades inmesurables. Pero una vez la empresa está creada, surge el cargo de administrador, el cual debe encargarse de mantener todo funcionando, en vez de emprender cosas nuevas. Y en esa posición, las mujeres tienen una mayor habilidad de no perderse entre muchas tareas diferentes. Una mujer puede ser mucho mejor para ese puesto.” Indica Jairo Pinilla, director de Performia Colombia.
La capacidad de “multitasking” de muchas mujeres es evidente hasta en la cultura popular, entre chistes y memes de mujeres que planchan mientras cocinan y ven su telenovela y supervisan al muchacho mientras hace sus tareas. Y esto no está limitado a las amas de casa: lo mismo sucede en la vida laboral, donde las mujeres llaman al proveedor mientras el gerente les dicta un email y están pendientes de que les envíen el estado financiero actualizado, y los reportes de producción de esta semana de cuatro divisiones diferentes.
La capacidad de concentración del hombre está, por su lado, representada en el cazador. Mientras la mujer cuidaba la casa, el hombre salía, y pasaba gran parte del día, o a veces varios días, buscando una presa, cazándola, y volviendo con ella a la casa para alimentar a su mujer y sus hijos. Son los hombres los que más a menudo dedicaban sus vidas enteras a volverse maestros leñadores y carpinteros y herreros, tareas y profesiones de alta complejidad y dificultad, y que requerían un gran enfoque.
¿Deberíamos buscar más igualdad?
En la actualidad se han visto muchos movimientos demandando “igualdad de condiciones” para hombres y mujeres. Y aunque hay muchos casos desafortunados en los que el hombre se aprovecha de su fuerza física para dominar y maltratar a una mujer, la solución no es pretender que los hombres y las mujeres son “iguales”. Son elementos con el mismo valor y los mismos derechos… pero con intereses, capacidades y potenciales muy diferentes.
“Hay mucha gente que tiende a tomar puntos de vista extremos en el asunto. Pero ni los hombres tienen el derecho de ser superiores que las mujeres, ni las mujeres deben intentar ser iguales a los hombres, o pedir ser tratadas igual, cuando deberían ser tratadas mejor. Somos diferentes. Y son estas diferencias las que nos hacen importantes y especiales a todos, aunque por razones diferentes.
“Y además, a fin de cuentas, dividir a 7.000’000.000 personas en solo dos categorías es ridículo. Basta haber conocido a un par de hombres y un par de mujeres para saber que ser lo uno o lo otro no dice absolutamente nada de cómo eres. Hay que ver a la gente como individuos, antes que como las innumerables etiquetas que usamos para discriminarnos.” concluyó Jairo Pinilla.
Imagen por Freepik
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